martes, 13 de junio de 2017

El Himno de Teresa para Bolívar



El Himno a Bolívar, música compuesta por Teresa Carreño entre los años 1883 o 1885. Es una obra para interpretación de un tenor solista, coro mixto y orquesta. Inspirada y plasmada sobre el texto del poeta y prosista Don Felipe Tejera.


La pieza se estrenó bajo el manto de una noche de 1885, un 29 de octubre en el Teatro “Guzmán Blanco” (hoy en día Teatro Municipal de Caracas). Era un contexto importante para Venezuela, cuyo mandato del presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Joaquin Crespo, fue participe en construcciones férreas. Un antecedente patriótico, fue la oficialización del Canto, Gloria al Bravo Pueblo, como Himno Nacional de Venezuela. Además del curso legal del Bolívar como Moneda.

Para la pianista, el año 1885 significaba una gran fecha, pues dio a luz su último hijo, Giovanni Tagliapietra. Esto influyó en su estilo de vida, alterando las giras y conciertos por los Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo, esto no le impidió dirigir su propia obra. Además, el concierto brilló con sus dotes artísticos por tocar y dirigir a su vez el Concierto en Mi Menor de Chopin, acompañada de otras piezas, entre ellas “Un Saludo a Caracas”.

¿Qué significa un Himno?, es una composición poética o musical, generalmente religiosa, escrita para tener un propósito, dirigida a deidades o a figuras para la alabanza; también para eventos memorables, de victoria o de júbilo. Los himnos provienen principalmente de las culturas egipcias y griegas, escritas en razón a la tradición poética de éstas.

Pero para ese momento de pasión, la compositora se dedicó a Bolívar, bajo las letras del poeta, Teresa revivió las hazañas, los momentos, la omnipresencia del Libertador. “El hombre de las dificultades”, rompía los moldes con esos cantos entrecruzados con las dimensiones del tiempo. La música, ese hilo conductor duradero e inmortal, no confundía la historia con el presente. El Himno a Bolívar coloca nuestros pies reposando en la tierra caliente de grandes batallas y victorias.

Es un canto del Pueblo Heroico, que reivindica a un hombre con un “espíritu tan inmenso” que luchó por las naciones, así se percibe en las notas orquestales y de coral. Con el dominante solitario que es guía de un mensaje, un llamado directo a las características de Bolívar. “Su nombre Olímpico”, resplandece y sigue retumbando en los “cantos de gloria”.

En palabras del compositor venezolano, Rhazes Hernández López: “es un himno de vigoroso ímpetu, un himno de fuerza anímica e inspiración masculinas. Allí la autora se escapa del común estilo, del tipo de pieza cuya metrificación silábica generalmente puede conducir al compositor de corto vuelo hacia el nivel menor; más, nuestra artista creadora deja a la posteridad una partitura plena de belleza y dignidad. Su música da al texto su valimiento de verso y poesía que en sí guarda, texto de heroico canto que se emparenta a lo épico por la elocuencia de las imágenes y el altivo verbo del aeda. No es pues un himno más”.

López alababa la ejecución de Carreño, la fuerza de su dominio musical para plasmar los sonidos. Pero no era el único, también el escritor, periodista y crítico musical cubano, Alejo Carpentier, dedicó palabras a esta gran mujer del piano, dándole un protagonismo tan noble y perteneciente a un libertador.

“En días de mi infancia, Teresa Carreño visitó La Habana. Todavía recuerdo su noble perfil, su empaque majestuoso, su elegancia de gran estilo, estampados en las fotografías exhibidas para anunciar sus recitales. Los entendidos hablaban de ella con veneración, —como se hablaba entonces de un  Paderewski, de un Sauer, o antes, de un Lechetizkv. La presencia de Teresa  Carreño era un acontecimiento memorable y poco faltaba  para que, a usanza  antigua, se le entregaran las llaves de la ciudad”.


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