Philip Kindred Dick, mejor
conocido como Philip K. Dick, fue un escritor estadounidense de ciencia ficción,
uno de los principales en abarcar temas de gran trascendencia sociológica y metafísica,
dentro de argumentos sencillos. Escribió 36 novelas y 121 cuentos y relatos; la
mayoría, dentro de un contexto cyberpunk, futurista, pero sobre todo realista.
Dick siempre cuestionó la
realidad, sus obras fueron la creación de universos alternativos, y también,
simulacros del espacio tiempo (ejemplo: Eye
in the Sky). Pero sin duda siempre en su trabajo se puede apreciar algo en común,
la presencia del Ser en circunstancias ajenas al conocimiento.
“Escribí unas
treinta novelas y un centenar de relatos, y todavía no entiendo qué es real. Un
día una estudiante de Canadá me pidió que le definiese la realidad, para un
trabajo que estaba escribiendo para su clase de filosofía. Ella quería una
respuesta de una frase. Lo pensé y finalmente contesté: La realidad es aquello que no desaparece cuando dejas de creerlo.
Eso fue todo lo que pude conseguir. Esto se remonta a 1972. Todavía no he conseguido
una respuesta más exacta”, confesó Dick en su escrito “Cómo construir un
universo que no se derrumbe dos días después”.
El escritor de
ciencia ficción siempre se preocupó por la realidad, aun cuando su narrativa
era de ficción, existía una verdad, y esto lo llevó a un enigma de la vida
misma.
En el mismo
documento, Dick afirma que el mundo está siendo manipulado por falsas
realidades, dirigidas por “los medios, gobiernos, grandes corporaciones, grupos
religiosos y políticos”.
“Así pues
pregunto en mi obra ¿Qué es real? Porque incesantemente somos bombardeados con
pseudo-realidades creadas por gente muy sofisticada que usa mecanismos
electrónicos muy sofisticados. Yo no desconfío de sus motivos; desconfío de su
poder. Tienen mucho de eso. Y es un poder sorprendente: el de crear universos
enteros, universos mentales. Necesito saber”, manifiesta.
Dick no solo
cuestiona estas interrogantes, sino que cree ser partícipe de ello. Considera que
al igual de lo anteriormente planteado, él mismo es creador de esos universos
en sus obras, admitiendo que debe de crearlas de manera tal, para que no se
destruyan tan rápidamente.
“Les revelaré un
secreto: me gusta construir universos que se destruyan. Me gusta ver cómo se
despegan, y me gusta ver cómo los personajes de la novela luchan contra este
problema. Amo el caos a escondidas. Debería haber más. No creáis – y hablo más
serio que un muerto al decir esto-, no asumáis que el orden y la estabilidad
son siempre buenos, en una sociedad o en un universo. Lo viejo, lo osificado,
debe dejar pasar a la nueva vida y al nacimiento de nuevas cosas”, asegura
Dick.
Con la cita
anterior podemos apreciar al escritor desde una perspectiva: la admiración de
la tragedia. Su gusto por la filosofía es demostrable en su escrito. Sin embargo,
para comprender la sensibilidad del gusto por la tragedia, es necesario leer el
siguiente texto del filósofo Schopenhauer, de su libro “El mundo como voluntad
y representación”: El placer que la
tragedia nos proporciona no pertenece al sentimiento de lo bello, sino al de lo
sublime.
Dick nos explica
que el verdadero ser humano, es aquel “elástico organismo que puede rebotar
para atrás, absorber, y combatir con lo nuevo”.
Sin embargo, nos
demuestra que al vivir en “las pseudo-realidades” el humano se ve afectado,
creando en nuestra sociedad hombres falsos.
“Mis dos temas
favoritos son realmente uno sólo; se unen en este punto. Falsas realidades
crearán falsos humanos. O falsos humanos crearán falsas realidades y se las
venderán a otros humanos, volviéndolos a su vez falsificaciones de sí mismos.
Así que nos encontramos con falsos humanos inventando falsas realidades y
después colocándoselas a otros falsos humanos”, admite Dick.
Ejemplo de esto en la obra del escritor, es la afamada Do Androids Dream of Electric Sheep? (1968), que entre su relato
resalta el vehemente intento de algunos androides por cambiar el destino (su
fecha de muerte predestinada). Pues es aquí donde cabe el tema de la falsedad,
si el individuo es capaz de cambiar su destino, o si él mismo es la falsedad e
intenta romper las barreras de la realidad.
Todo bajo
una retórica de ciencia ficción, Dick nos asombra con sus relatos, casi desde una
apreciación alegórica del humano en nuestro presente, siendo representado como
el mismo Ser con sus dilemas en un alternativo universo futurista.
“La herramienta
básica para la manipulación de la realidad son las palabras. Si puedes
controlar el significado de las palabras, puedes controlar a la gente que debe
usar esas palabras. George Orwell dejó esto bien claro en su novela 1984. Pero
otro modo de controlar las mentes de las personas es controlar sus
percepciones. Si puedes conseguir que vean el mundo como tú lo ves, ellos
pensarán de la misma forma que tú lo haces. La comprensión sigue a la
percepción. ¿Cómo consigues que vean la realidad como tú la ves? Después de
todo, es sólo una realidad entre muchas. Las imágenes son un componente básico:
escenas. Ésta es la razón por la que el poder de la televisión para influir
mentes jóvenes es tan asombrosamente grande. Las palabras y las imágenes están
sincronizadas”.
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