Siempre nos pasa que cuando
leemos un libro o vemos una película o serie muy buena, no es de extrañar
(muchas veces) que ha sido adaptada. Nuestra curiosidad se incrementa cuando la
historia que tenemos en manos aspiramos
a que nunca termine (o al menos, deseamos volverla a “vivir”) y por ello
recurrimos a las adaptaciones. Por supuesto, a muchos les pasa lo contrario:
ven la adaptación “se enamoran” y terminan comprando la obra que dio pie a
todo.
Pero resulta (siempre hay un
pero) que terminamos satisfechos (¡genial!) con la adaptación o la obra
original, o terminamos despreciando el boleto de cine, o dejando en una
dimensión desconocida (para no volverla a ver en la vida) el libro que tanto
nos costó encontrar en alguna librería. Sea como fuese el caso, eso sucede…
Sin embargo, queda
preguntarse si los libros son mejores que sus adaptaciones o son éstas las que
nos han maravillado más. Pero también podemos elegir un libro o una película
sin necesidad de hablar de las adaptaciones. Es aquí cuando entra en conflicto
estas dos artes que tienen tanto en común.
Una vez leí las siguientes
frases: “Siempre imaginé que el Paraíso sería
algún tipo de biblioteca”. Jorge Luis Borges; "El cine es una realidad emocional y, como tal, el espectador la
percibe como una segunda realidad”. Andrei Tarkovski. Sin duda ambas
gratificantes y complejas, pero… ¿en qué bando quedarse?
“Sigo
prefiriendo el papel a su imitación en la pantalla”
Mariana Alonso Cortés, colaboradora en la página Culturamas, no niega
que ha sido una lectora y además cinéfila para ver las adaptaciones de sus
libros favoritos, pero anticipa que le su favoritismo se orienta hacia el
papel.
“Sigo
prefiriendo el papel a su imitación en la pantalla. Y reconozco que he visto
las películas que se han hecho de muchos de mis libros favoritos y reconozco
también que la mayoría, aunque no me han gustado tanto como el libro, (cosas de
leer primero y ver después, ya sabéis), sí me han hecho repetir varias veces.
Aunque luego te preguntan si prefieres el libro o la peli y siempre gana el
libro”, comenta Cortés.
Con
respecto al tema de que si las adaptaciones no deberían de seguir pues
“arruinan” las obras originales, la articulista no cree que sea una posición correcta
pues “ya he dicho que es un tema que me interesa, y soy tan adicta al
cine como a la literatura, por lo tanto si el libro me ha gustado voy
corriendo a verla, así que no las pararía pero intentaría que no pareciera una
historia casi nueva”.
“Los
que seáis como yo, de leer primero el libro y ver después la película me
entenderéis, y seguro que os ha pasado. Los libros te hacen imaginarte la
historia como tú la quieres ver y muchas veces cuando te la cuentan es como si
te la hubieran cambiado. Te enamoras de escenas que leerías mil veces que luego
en la peli no aparecen, tan importantes para ti como insignificantes para
ellos. ¿Y los personajes? Tú tienes a unos en la cabeza que para ti son tan
perfectos que no aceptas que sean de otra manera, pero lo serán y alguna vez
eso hará que no te guste la película por muy bien hecha que esté”, argumenta
Cortés.
“Las películas pueden dar vida a mundos
enteros ante nuestros ojos”
“Las películas... pueden hacer muchas cosas: dar
vida a mundos enteros ante nuestros ojos, convertir a los personajes en seres
vivientes que respiran carne y sangre. (…) Las películas nos pueden
hacer ver muchas cosas, a veces cosas que incluso los libros no pueden hacer
tan bien. Son un escape puro: no hay nada como sentarse en el cine, sin
ninguna otra distracción, concentrado por completo en la historia que se
reproduce en la pantalla”, explica la firma.
Sin dejar a un lado lo que es la magia del cine, The Book Addicted
Girl indica que “las películas
son geniales, pero simplemente no tienen la misma... inclusión que tienen los
libros (éstos son más complejos). Simplemente eres un observador: no estás
sintiendo todo lo que siente el personaje, no estás leyendo cada uno de sus
pensamientos más íntimos, todas sus dudas, miedos y esperanzas. Las
películas te permiten observar todo. ¿Libros? Los libros te permiten
sentir todo, saber todo y VIVIR todo. (…) No hay límites. Sin
restricciones. Nada es imposible, nada está fuera de tu alcance...”.
Comentario del autor
Realmente tengo que decir algo sobre éste tema, y
pienso que no se puede tratar a la ligera (o generalizar) que los libros son
mejores que las películas o al contrario, independientemente si se habla de
adaptaciones o no; sin embargo, el debate nos ayuda a elegir por qué
consideramos una mejor que otra.
Considero que el libro debe estar en la cima por su
complejidad. Si hablamos de los libros clásicos y de las “súper ventas”,
resulta que sus adaptaciones fílmicas no llegan a cubrir toda la historia (y
muchas veces son cambiadas por apreciación del director o guionista).
Simplemente no se puede llevar de inicio a final (fidedignamente) un libro a
las grandes pantallas, pero sí una película a las letras (y hasta mejorarla).
Los libros abarcan muchos aspectos (psicológicos,
filosóficos) que en la comunicación visual del cine no son del todo posibles
adaptarlas mientras se cuenta una historia.
Pero por ello no digo que una película no pueda ser
mejor que un libro. Éste caso es tal vez
el más difícil de encontrar cuando se habla de adaptaciones (que es la
manera más fácil de criticar, pues se tienen dos elementos con características
similares que tratan de comunicar lo mismo).
Una película puede ser tan mediocre o excelente como un libro,
todo esto dependerá de su autor (escritor, director). Pero si vamos a la parte
cultural, de lo que significa la lectura de signos (no de imágenes, como lo
hacen las películas)… es mucho mejor el libro ya que es un símbolo del
desarrollo y el conocimiento humano, por naturaleza se ha considerado así. A
diferencia del mundo cinematográfico, que fue hecho con el objeto único de
entretener. En efecto, el mundo del cine ha evolucionado, y su visión también,
pero aún sigue en esa lucha entre ser más comercial que intelectual. En cambio,
un libro puede ser las dos cosas, y siempre terminará siendo una fuente de
conocimientos de diferente índole. Stiven
Volcán.
REFERENCIAS:
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